lunes, 8 de septiembre de 2008

Loor al Hipódromo de Lasarte

Se cierra una año más la temporada veraniega del hipódromo que durante diez años fue prácticamente el único sustento del turf español. Y echa el telón con una amarga sombra que dejan las múltiples críticas sobre el número de participantes, el estado de la pista, etc.
Para los aficionados y propietarios que vivimos de este recinto durante mucho tiempo y que sirvió para que este deporte no desapareciera de la faz nacional es doloroso ver lo pronto que cae en el olvido su impagable labor, lo desagradecido que es este mundillo para el que a día de hoy sigue siendo EL MEJOR HIPODROMO DE ESPAÑA. Y si, escribimos con mayúsculas esta afirmación porque el aficionado de a pie, en su mayoría llegado con la reapertura del hipódromo madrileño, no tiene en cuenta una serie de factores que hacen que el funcionamiento del recinto donostiarra debiera ser envidiado por cualquier otro hipódromo, y en primer lugar el de La Zarzuela.
En un país donde el propietario, no olvidemos que es el principal sostenedor de este circo, parece ser el último mono y estar cargado tan sólo de obligaciones, es una balsa de aceite el poder contar con dos profesionales de la talla de Bixen Otaño y Jesús Saralegui, con un departamento de contabilidad que sabe de carreras y a los que no les tienes que explicar 50 veces porque un gentleman no puede facturar los premios cuando monta un caballo de su propiedad, y en donde no tienes que hacer un depósito para garantizar tu solvencia cuando el hipódromo no garantiza la suya y no hay forma humana ni divina de que paguen los premios.
Con todos sus fallos, que los tiene, especialmente el problema de la pista, el Hipódromo de Lasarte sigue siendo lo mejorcito que tenemos en España, cuidémoslo.

P.D. Aprovechamos para agradecer a Pablo Font desde este espacio (que diría PJA) todo su trabajo durante este tiempo y desearle mucha suerte en sus nuevos proyectos.

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