LA PURIDAD EN EL DEPORTE

En el día de hoy este artículo debería de estar dedicado a la victoria de Dharkan el pasado domingo en Casterá Verduzan que, aunque poco relevante por el nivel de la carrera, a nosotros nos colma de ilusión por el ejemplar en cuestión, todo un gladiador que a sus ocho años sigue defendiendo su opción hasta el límite de sus fuerzas.

Pero, a pesar de la referencia, no va a ser así, y es que tras unos años en que el término gentleman y amazona había recuperado su verdadero significado en lo que a las carreras de caballos en España se refiere, parece que últimamente vuelven a asomar fantasmas del pasado y la sombra de los pseudojockeys con licencia amateur se cierne nuevamente sobre el panorama turfístico nacional. En cada partant de las carreras de guardias, cada vez con más asiduidad, puede comprobarse la presencia de amateurs que nada tienen que ver con el término en su más estricto senso, pues es por todos conocido el hecho de que su actividad profesional se engloba dentro del mundo de las carreras, esto es, que su trabajo es el de montar caballos en los entrenamientos.

Es clarísima la norma vigente en los Estatutos de la Aegri que dice aquellas personas que hagan del montar caballos de carreras, ya sea en entrenamientos o en carreras, su forma de vida, no podrán ser consideradas amateurs y, por tanto no tendrán derecho a acceder a este tipo de licencia, debiendo por tanto, si quieren montar, obtener la licencia de jockey. El hecho de la remuneración económica o de una relación profesional estable con un preparador es motivo automático para la retirada o no concesión de la licencia.

Resulta obvio que para cualquier amateur, cuyo hobby son las carreras pero que no hace de ellas su forma de vida, el competir con profesionales que trabajan en el hipódromo y que montan varios lotes, cobrando, todos los días, es muy complicado a la hora de la obtención de las montas.
Tras un tiempo en el que prácticamente no se daban casos de este tipo, resurge con fuerza el fenómeno del pseudo-gentleman, siendo cada vez más inquietante su presencia en los partants. Esta conducta irrespetuosa y carente de cualquier sentido ético, no responde a la única culpa de las autoridades que le conceden la licencia, todos somos responsables de ello, empezando por los propios amateurs que, siendo los más interesados, debiéramos poner estos hechos en conocimiento de la autoridad competente (AEGRI y SFCCE). La falta de un procedimiento sancionador previsto para estas conductas también hace posible que el mayor riesgo que sufra un jockey (o mozo) con licencia de gentleman o amazona sea la retirada de la licencia, o lo que es lo mismo, quedarse como estaba, y como esta gente parece ser que no sufre el más mínimo rubor cuando mira a la cara a sus "compañeros", seguimos sufriendo una incompetencia desleal sin que nadie, nosotros los primeros y los que les dan las oportunidades los segundos, haga nada porque esta situación cese.

Que nadie piense que a mi me va la vida en esto, al menos en el aspecto deportivo, pues después de 13 años montando en carreras sé con certeza que en nada me beneficia el denunciar públicamente esta situación y que mi status deportivo no se va a ver afectado de forma positiva por ello, mas considero que el comportamiento de estos individuos es del todo deleznable y una absoluta falta de respeto hacia quienes sí hacemos de este deporte nuestro hobby y de nuestro hobby un sacrificio continuo.

Diego Sarabia